martes, 19 de agosto de 2008

FALLECIÓ CONSTANTINO CARVALLO, PROMOTOR DE CONCIERTOS SUBTERRÁNEOS EN EL COLEGIO «LOS REYES ROJOS»

No tuve la suerte de conocerlo ni de ser su alumno. Sin embargo, y más allá de los homenajes póstumos que viene recibiendo como el educador valiente y renovador que fue, y como miembro del Consejo Nacional de Educación, quiero recordar en estas líneas a quien, como director-fundador del Colegio «Los Reyes Rojos» de Barranco, no dudó en brindar desinteresadamente el local de su institución para que un buen número de bandas de Rock Subterráneo organizaran ahí, durante toda la segunda mitad de la década del 80, memorables conciertos que hoy forman parte fundamental de la historia del rock peruano junto a otros tantos realizados en locales legendarios como la «No Helden», la «Jato Hardcore», «Magia» o «El Hueco».

Uno de los aspectos que más limitó la organización de los conciertos subtes fue siempre la falta de locales donde tocar en vivo. Hablamos de una época en la cual, prácticamente, no existían los bares que desde mediados de los 90, y hasta el día de hoy, cumplen dicha función. Sólo si recordamos este punto crucial estaremos en condiciones de valorar el gran aporte de Constantino Carvallo Rey al desarrollo de nuestra
movida subterránea.

Gracias por la lección y la labor cumplida, maestro. Nunca lo olvidaremos.

domingo, 3 de agosto de 2008

"POR LOS SENDEROS DEL ROCK": reportaje de ÁLAMO PÉREZ LUNA sobre SENDERO LUMINOSO y el ROCK SUBTERRÁNEO (1996)


El vídeo en tres partes que presentamos a continuación es un valioso y muy polémico documento para la historia de la movida del Rock Subterráneo en uno de sus aspectos más controvertidos: la existencia, en su interior, de elementos pertenecientes al Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso.

El reportaje se emitió en el recordado programa “La Revista Dominical” de América Televisión (canal 4 de Lima), conducido por Nicolás Lúcar. Fue realizado por Álamo Pérez Luna, periodista y ex vocalista del grupo de rock comercial Feiser en los 80, quien, por alguna razón que desconocemos, decide presentar el tema en el programa periodístico más sintonizado de la década pasada.

Se mencionan en el reportaje los casos de subtes como Alfredo Távara, ex miembro de la banda Seres Van; Qiqe y Denis, voz y bajo de Eutanasia; María T-ta; Alfredo Márquez, reconocido artista plástico; Luis Ayala Balbín, del grupo Masa, en cuya casa se preparó el coche bomba del famoso atentado de la calle Tarata en Miraflores; Mónica Feria, hoy detenida en Alemania y cuya extradición es solicitada por el Estado peruano; y Carlos Incháustegui, en cuyas manos puso su vida el mismísimo Abimael Guzmán Reinoso, alias «Presidente Gonzalo» y líder máximo de Sendero Luminoso, en el histórico contexto de su captura.

No se debe pasar por alto la atención prestada a las corrientes ideológicamente más radicales de la movida subte por los miembros de la cúpula de Sendero quienes, al parecer, la veían como un posible vehículo de propaganda capaz de llevar la ideología del Partido a sectores de la juventud en los cuales no tenían mayor presencia política. Se trataría, entonces, de un reconocimiento del potencial subversivo de la movida subte, lo cual no sería una novedad pues ya un maoísta tan destacado como Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario de los Estados Unidos, había expresado su interés por los movimientos radicalizados por el anarquismo y, a la vez, propuesto tender una mano hacia sus partidarios con el fin de incorporarlos a su causa:

“[Este anarquismo] se basa en asco y repugnancia al abierto revisionismo y traición de los partidos [comunistas] revisionistas, y contiene un elemento significativo de oposición revolucionaria. [… Los revisionistas] no sólo tienen que responder por sus propios crímenes [… sino que] también provocan la rebelión más correcta y justa del comunismo izquierdista, incluyendo el anarquismo […]. Una crítica revolucionaria de ellos [los anarquistas]; es decir, analizarlos desde la posición del marxismo-leninismo, pensamiento Mao Tse Tung para poder desviar y canalizar esas tendencias hacia la revolución proletaria y para poder unirse con la orientación muy positiva de buena parte de esta tendencia anarquista –yo hasta diría de la mayoría de ella– eso es absolutamente esencial” (Bob AVAKIAN, Sobre el anarquismo, Chicago, RCP Publications, 1982; págs. 2 y 24).

Entre lo más discutible del reportaje se puede mencionar la manera irresponsable en que su autor pretende involucrar a personajes de la movida subte, que nada tenían en común con Sendero, junto a otros de probada filiación maoísta. O el desconocimiento exhibido por el periodista cuando, al citar un par de volantes o manifiestos, incluye uno de ideología anarcocomunista –corriente que se hallaba entonces en pleno auge y que pugnaba por organizar un movimiento clandestino antiautoritario contrario a Sendero– como si se tratara de propaganda terrorista. En todo caso, el debate apenas se inicia y sería conveniente plantear lo siguiente: ¿tuvo o no dicha "infiltración senderista" –o emerretista, que también la hubo, alguna relevancia durante los últimos años del Rock Subterráneo? Y de ser así, ¿involucró ésta sólo a algunos individuos o, por el contrario, llegó a plasmarse en una especie de mini escena de bandas senderistas al interior de la movida, incluyendo fanzines, grupos de estudio y otro tipo de colectivos?

Se incluye una transcripción del reportaje, en donde alternamos el texto del periodista con las declaraciones tomadas por él mismo a integrantes de diversas bandas como Daniel F (Leusemia), Carlos Julián (Zcuela Crrada), Cachuca (Los Mojarras), lo mismo que partes del video editado bajo el nombre de «Grito subterráneo», de donde se toman imágenes de conciertos, ensayos y declaraciones de Alfredo Márquez y María T-ta.






POR LOS SENDEROS DEL ROCK

Mientras que Sendero Luminoso cantaba sus consignas en los penales de Lima, en las afueras el Movimiento de Artistas Populares de Sendero, el MAP, intentaba convocar a sus filas a cualquier que a través del arte o de alguna expresión popular pudiera llegar directamente el pensamiento del pueblo. Fue así que Sendero Luminoso decidió infiltrarse dentro de una corriente musical y marginal llamada Rock Subterráneo, en donde las ideas políticas a veces se imponían sobre los criterios netamente musicales. Esta es la historia de un oscuro plan de infiltración que pone al descubierto la utilización del rock como un arma de combate.

Estas fotos fueron tomadas a comienzos de los 80, cuando se gestaba en algún lugar de Lima el nacimiento de una nueva corriente llamada simplemente Rock Subterráneo, porque estaba en contra del orden establecido y buscaba marcar diferencias con el rock convencional peruano. Leusemia, Guerrilla Urbana, Narcosis, Sociedad de Mierda, Autopsia, Flema, Eutanasia y María T-ta fueron algunos de los responsables del estallido del llamado punk rock limeño. La disconformidad, el rechazo al sistema y la desesperanza total ante el futuro eran los temas principales de sus canciones, en las que importaba más lo que se decía que cómo se cantaba.

Pero no sólo era lo que ellos llamaban música: también estaba el arte gráfico, con «fanzines» o publicaciones mimeografiadas que incluían mensajes políticos directos e ilustraciones de todo calibre. También la escenografía en los conciertos le daba el toque distintivo a su puesta en escena. Todo eso era el Rock Subterráneo a comienzos de los 80.

[DANIEL F:] “Ha sido una cuestión meramente contra la industria de la música, o sea, contra la industria de la cultura, o sea, contra la industria oficial. Entonces, esa siempre ha sido nuestra base para los trabajos: o sea, crear un circuito paralelo al circuito comercial”.

[CARLOS JULIÁN (ex-ZCUELA CRRADA):] “Se quería hacer un cambio, sí, pero un cambio social no radical, o sea, no violento sino radical pero dentro del marco del rock, lo alternativo”.

Lo cierto es que el boom fue en 1985, cuando surgieron muchos grupos y estilos dentro del Rock Subterráneo, cuando 1500 personas acudían a sus conciertos y el «pogo», ese baile punk que consiste en empujarse y golpearse unos contra otros, se popularizó en extremo. Fue entonces que el Rock Subterráneo dejó de serlo de alguna manera y así despertó la curiosidad no sólo de los rockeros limeños.

Sendero Luminoso empezó a infiltrarse en los conciertos a través de algunos miembros del Movimiento de Artistas Populares, un órgano de Socorro Popular y encargado de difundir el mensaje del Partido a través del arte. Ellos se camuflaban entre el público y deslizaban por el suelo panfletos como estos, en los que al principio no aparecía el nombre del Partido Comunista para evitar rechazos inmediatos. Este tenía el título de «La revolución en camino» y, a través de él, invitaban a los rockeros subterráneos a “[...] que sus canciones sean de propuestas sociales y que incentiven al público hacia una revolución social [...], una contracultura no está hecha en base a gritos sino en una propuesta sólida [...], que los grupos que realmente están por una revolución se integren a la masa de obreros y se familiaricen con sus ideas”. Y terminaban diciendo:” si no quieres actuar lárgate y no te cruces en nuestro camino, de lo contrario serás aplastado”.

Este otro panfleto, distribuido por Sendero entre los subtes limeños, decía:”proponemos la formación de un movimiento por ahora contracultural con proyecciones sociopolíticas que apunten a las transformaciones revolucionarias de la sociedad peruana. […] ¡Destruyamos para construir! ¡No hay contracultura si no hay compromiso social!”. Los rockeros subterráneos, que creían básicamente en la anarquía total, eran así concientizados por Sendero en los 80.

Uno de ellos fue Alfredo Távara, a quien vemos aquí tocando la flauta junto al grupo subterráneo Seres Van. En realidad, Alfredo Távara Reátegui estudiaba sociología en San Marcos y un día, en medio de los estudios, conoció a unos amigos y se unió al grupo Seres Van, con el que participó en varios conciertos subterráneos como este. Él tocaba los instrumentos de viento y era uno de los más empeñosos a la hora de organizar festivales. Sin embargo, según la gente que lo conoció, poco a poco le fue cambiando el carácter, se volvió agresivo y discutía con todos sobre política y actualidad. Un día cualquiera abandonó la música y a sus amigos y se integro a la lucha armada. La noche del 26 de julio del 89, junto a otros 6 integrantes de Sendero Luminoso, participó en un enfrentamiento con la policía en la cuadra 34 de la avenida Industrial, en Sol de Oro. Dos balazos de la Sub Unidad de Acciones Tácticas de la policía (SUAT) acabaron con sus sueños y dejaron en el recuerdo su paso por el Rock Subterráneo y por Sendero Luminoso. Casi siete años después de su muerte, todavía sus amigos se preguntan porqué abandonó el arte y la música subterránea para seguir al «Presidente Gonzalo» y porqué cambió la flauta por un fúsil.

Pero él no fue el único, también hubo otros subtes que tuvieron problemas con la policía y que fueron acusados de pertenecer a Sendero. Qiqe y Denis, a quien vemos en primer plano, lideraban el grupo Eutanasia, con el que grabaron varias maquetas o casetes con grabaciones caseras. Quique siempre hablaba de la problemática social y se mostraba a favor de hacer una revolución:

[QIQE:] ”Al primer cojudo que cometa una huevada, pues... volarle la cabeza, o sea, puta, sin nada de huevadas, de falsedades, sin nada de hipocresía, pues, una huevada verdadera y consciente. Ahí se puede hacer algo, carajo, hasta se podría hacer una revolución... en esta mierda... una revolución se podría hacer en esta huevada... en todo sentido de la palabra”.

En 1986 los Eutanasia, Qiqe, o sea Enrique Castro Camargo y Denis Peña Soto fueron detenidos por la DINCOTE bajo el cargo de terrorismo, algunos días después fueron liberados ya que nunca se llegó a probar su militancia senderista. Lo mismo ocurrió con una mujer conocida por todos como María T-ta, quien alguna vez habló con ironía sobre su paso por la DINCOTE.

[MARÍA T-TA:] “Yo he tenido la oportunidad, la feliz oportunidad de estar presa en la DIRCOTE y en la misma tombería, en la comisaría de Breña, por ahí, uno de esos sitios. Y me acuerdo, pues, que atentaron contra mis derechos como persona, claro que sin dejarme marca. Tuve una pequeña tortura de 5 horas: me vendaban, me asfixiaban, me metieron la cabeza al water, me empujaban, me mareaban, todo, y me decían palabras gruesas así como “puta” y un montón de vainas, pero por dentro yo me reía porque esa agresión esta en todas partes, en los mismos conciertos, tus mismos patas te dicen todo eso. Pero al final, los de la DIRCOTE saben lo que es el Rock Subterráneo, ya varios patas han estado ahí presos”.

Como dice María T-ta, quien ahora vive en Alemania alejada del Rock Subterráneo y de la infiltración senderista en su movimiento, otros subtes como ella conocieron la DINCOTE por dentro. Lo cierto es que los tentáculos de Sendero rodearon el rock marginal y lograron captar a varios otros miembros de la movida subterránea. Incluso en la casa de uno de ellos se fabricó nada menos que el siniestro coche bomba de la calle Tarata.

Dentro de los subterráneos también había artistas plásticos e intelectuales que no solo bailaban pogo al son de las canciones de Leusemia o Zcuela Crrada. Una de ellas era una mujer llamada Mónica Feria [Tinta], que estudiaba en San Marcos y quien era otra subte limeña. Este texto fue escrito por ella en la revista Márgenes en 1988:

“El movimiento subterráneo irrumpe en la escena como un fenómeno urbano […], en sus orígenes hay una intención de subvertir el orden. Recordemos el concierto de octubre del 85 cuando, después de más de dos años de trabajo semi clandestino para crear los contactos necesarios y encender la mecha, el Rock Subterráneo tomó Lima la horrible por asalto”.

En esta nota Mónica Feria no solo reproduce muchas letras de grupos como Excomulgados, Guerrilla Urbana, Autopsia y Narcosis. También reconoce el valor del Rock Subterráneo de esta manera:

”Estas expresiones contraculturales alimentan un estado de ánimo de insatisfacción y búsqueda que generan fuerzas que deben ser canalizadas hacia formas de lucha más eficaces. Una fuerza rotunda que reivindica la violencia y que persiste en creer en la revolución”.

Mónica Feria participó en comités populares senderistas en el campo y guió a la televisión británica para que realizara el famoso especial sobre Sendero que fue propalado en el Channel Four de Inglaterra. Ella fue detenida en abril del 92 junto a senderistas de la talla de Jorge Luis Durán Araujo, pero, 2 años después, recuperó su libertad. Actualmente en algún lugar del Perú o del extranjero, debe estar recordando como es que fue captada por Sendero cuando era solo una integrante más de la movida subterránea.

[DANIEL F:] ”Es una cosa que pasó y que sigue pasando. Eso ha pasado en la misma política, dentro de la policía también hay elementos que han chambeado para Sendero. Entonces, ¿cuál es la novedad ahí?, o sea, dentro de todo orden de cosas siempre va a pasar eso. El Rock Subterráneo nace más o menos en el 81, 80, y es justamente ahí cuando nace Sendero también. Entonces, hay un paralelismo, hay una cosa, no sé, que comienza a confundir a un montón de gente. El discurso de Sendero es muy distinto al discurso de los subtes”.

Pero otro subte que acudía a conciertos como estos, y que confundió esos discursos, fue un estudiante de arquitectura de la Universidad Ricardo Palma que organizaba conciertos de Rock Subterráneo y que colaboraba con ellos creando sus famosas escenografías. A él lo conocían simplemente como el «Chato», y no era otro que Carlos Incháustegui Dégola, el recordado hombre de barbita que convivía con la bailarina Maritza Garrido-Lecca y que fue capturado cuando ocultaba a Abimael Guzmán. Incháustegui es otro subterráneo más que dejó el rock por Sendero Luminoso y que hoy está en el penal de Yanamayo condenado a cadena perpetua. Pero aún hay más, un compañero suyo también está hoy detenido por terrorismo: él se llama Alfredo Márquez, vivía en Lince, y era uno de los líderes intelectuales de la movida subterránea.

[ALFREDO MÁRQUEZ:] “[…] un movimiento mesiánico tan fuerte como el de Sendero Luminoso, por un lado, y, por otro lado, una represión encarnizada donde todos los jóvenes están en medio, son carne de cañón. Este... existen gentes que reaccionan a eso”.

Alfredo Márquez fue detenido el 24 de octubre del 94, acusado de ser parte del aparato de propaganda de Sendero Luminoso. Hasta ahora sus amigos no entienden porqué, de un día para otro, Alfredo desapareció, no volvió a preocuparse por organizar conciertos de Rock Subterráneo, no volvió a frecuentar esos lugares y prefirió entregar su vida y sus sueños a Sendero. Desde hace año y medio está preso en Canto Grande.

El Movimiento de Artistas Populares de Sendero Luminoso trabajó arduamente para camuflarse entre los rockeros subterráneos. Analizaron las letras de sus canciones, las posturas políticas que transmitían a través de sus fanzines y esa ultradifundida anarquía, mientras que en los conciertos subtes repartían volantes, provocaban apagones y hasta soltaban petardos, como en el recordado «Agustirock», ese festival rockero de El Agustino. Hasta allí llegó también Sendero Luminoso para captar a los músicos subterráneos.

[CACHUCA:] ”El descontento de esas épocas, que vivió la juventud, no solamente la tenía Sendero, la tenía mucha gente que hoy se lava las manos fácilmente. Los jóvenes cantantes o grupos cantaban ese descontento: ese descontento de opresión, ese descontento de libertades, ese descontento que realmente le molestaba no solamente a Sendero sino a la juventud en masa. Y lo que ha sucedido es simplemente pues que tenían gente, pues, que pensaba, sino igual, al menos paralelamente”.

Uno de los mejores amigos de Hernán «Cachuca» Condori, el cantante de Los Mojarras, era precisamente Luis Ayala Balbín, «Lucho», un rockero subte que participó varias veces en el «Agustirock» y otros conciertos marginales. Él vivía en ésta casa del jirón Las Tunas, en la cooperativa Tayacaja en El Agustino, y fue detenido en marzo del 94 por la DINCOTE. Según la investigación realizada por la policía, Lucho había participado en varias movilizaciones senderistas, había colaborado directamente con el partido e incluso en su casa de El Agustino se preparó el coche bomba que fue colocado en la calle Tarata en Miraflores, en julio del 92, y que causó la muerte a 25 personas.

[CACHUCA:] ”Lo han sentenciado a 20 años... ¿Qué te digo? Es uno de los amigos con los que muchos, pero muchos años, trabajamos.

[ÁLAMO:] ¿Qué es lo que dijeron? ¿que él era uno de los que atentó contra Tarata? ¿Qué uno de los que llevó el coche bomba?

[CACHUCA:] “Que en su casa lo armaron. Y era una cochera, una cochera donde hacíamos música. Acá hay como cuarenta mil cocheras en El Agustino. Tuvimos la valentía de cantar las canciones así nos llevaran y nos metieran presos. Quizás esa valentía, que no tuvieron otros subterráneos, fue la verdadera”.

Luis Ayala Balbín, el rockero Lucho, era el cantante del grupo subterráneo Masa. Su proyecto revolucionario lo llevo aprestar su casa para que Sendero Luminoso preparara el coche bomba de Tarata y, actualmente, está preso en Canto Grande condenado a veinte años de prisión.

Lo cierto es que los rockeros subterráneos conocen otras historias, historias de amigos suyos que también fueron seducidos por la ideología senderista. A uno le dispararon mientras pintaba la hoz y el martillo en una pared y a otro lo detuvieron portando botellas con gasolina, escondidas en una mochila. Sin embargo, a pesar de estas historias sería absurdo pensar que el Rock Subterráneo estuvo plagado de senderistas o subversivos. Una docena de casos no debería sembrar un manto de sospechas sobre un movimiento simplemente marginal y contestatario que nació como una respuesta al orden establecido pero que siempre estuvo, ideológicamente, a la otra orilla del sendero.

Comentario de NICOLÁS LÚCAR, una vez finalizado el reportaje:

“Yo creo que no hay nada que agregar a lo que ha dicho Álamo Pérez Luna, y lo dijo también Daniel F, este líder de los subterráneos o una de las personas más representativas de este movimiento: nadie se salvó de la infiltración senderista en los últimos años. El problema es que muchas veces se confundió el radicalismo del discurso, la actitud de los subterráneos, con una forma de compromiso con Sendero y hubo mucha gente que fue, de estos grupos, detenida o acusada por ser terrorista cuando en realidad no lo eran”.